jueves, 18 de noviembre de 2010

PRIVATIZACIÓN

Desde hace bastante tiempo se viene observando una corriente de opinión en nuestros representantes políticos favorable a la privatización de importantes y estratégicos servicios públicos. La justificación recurrente a la desregulación de estos recursos de la Administración Central, Autonómica y Local es la supuesta improductividad que presentan los servicios en manos del poder público, en contraste con la mejor organización y productividad de los servicios gestionados por la iniciativa privada. Esta concepción “liberalizadora” de recursos estratégicos del Estado y las Comunidades Autónomas se ha desarrollado en los últimos años debido al impulso de distintos gobiernos y de iniciativas legislativas destinadas a la privatización de la gestión en materia de educación, sanidad y otras materias sensibles de la sociedad.
Así, en la Comunidad Valenciana, una de las autonomías precursoras en el desmantelamiento de los servicios públicos, han proliferado la inauguración de centros de salud y hospitales de gestión privada que proporcionan sustanciosas ganancias a empresas del ámbito de la salud. Asimismo se han venido firmando convenios con organismos e instituciones para la externalización de servicios de titularidad pública que han supuesto también cuantiosos beneficios para los adjudicatarios.
Tras la sanidad y la educación los adalides de la privatización en la acción social han fijado sus objetivos en la maltrecha situación de los servicios sociales. Aprovechando la devaluación constante que sufre desde hace mucho tiempo el sistema de Servicios Sociales público en nuestro país asistimos a un progresivo pero constante desmantelamiento y privatización de los mismos.
Pese a que las leyes de Servicios Sociales Autonómicas en teoría recogen la responsabilidad de los poderes púbicos en la acción social mediante el desarrollo de actuaciones encaminadas a la prevención frente a intervenciones asistenciales, observamos cómo cada vez en mayor medida los Servicios Sociales públicos realizan una actuación reparadora y únicamente destinada a la contención de situaciones de especial necesidad. Asimismo es constatable la falta de voluntad política de algunos gobiernos en el cumplimiento de leyes sociales de suma importancia social, como es el caso de la Ley de Dependencia.
Esta dejación de sus responsabilidades por parte de la Administración parece querer privilegiar la entrada de la iniciativa privada en recursos sociales básicos para la población y la creación de dos esquemas de protección social diferenciados. Uno residual, público, dirigido a la contención de situaciones extremas de las clases bajas y, otro profesional, privado, y encaminado a procurar una atención preventiva y especializada para clases medias y altas.
Con el ahogo financiero, la privatización de servicios y la precarización del trabajo de los profesionales en el ámbito de la acción social algunos parecen querer abocar a los Servicios Sociales a un sombrío y angosto callejón sin salida.

Artículo publicado en el suplemento "UAldía" de "La Verdad"

jueves, 21 de octubre de 2010

XENOFOBIA SUBVENCIONADA

Hace unos meses en el irreverente e ingenioso programa “Salvados” de la Sexta, tuve el dudoso honor de descubrir a un nuevo representante político del más cerril y caduco populismo xenófobo patrio. El tal tipo es un concejal de la localidad catalana de Vic que ha conseguido representación en la corporación municipal gracias a la exaltación de las bajas pasiones de sus conciudadanos contra los inmigrantes. Su discurso político antiinmigración se reduce a unas cuantas frases maniqueas y repletas de estereotipos y prejuicios que buscan agudizar el miedo de la población hacia los inmigrantes y, de esa manera, permitir que sus escasas dotes comunicativas sean ampliamente recompensadas con un cargo público.
Sus incendiarias proclamas xenófobas caen a menudo en generalizaciones absurdas en las que hace hincapié en la maldad intrínseca del inmigrante frente a la indefensión del ciudadano nacional, que se ve “invadido” por unos seres perversos. Estas excéntricas exhortaciones al odio racial quedarían en la majadería de un triste bufón si no fuera por el apoyo que empieza a recibir de grupos mediáticos situados en la derecha extrema y, de los insignes políticos que compran su rancio discurso.
Solo conseguiremos callar a estos incitadores del odio y la furia mediante la consecución de una sociedad verdaderamente multicultural. Una sociedad en la que tener una cultura, una lengua o un color de piel distinto no etiquete a una persona de por vida y, en la que desaparezcan políticos expertos en atizar odios y revanchas contra cualquier chivo expiatorio propicio para su causa. Para ello parece imprescindible una rebelión democrática ciudadana que enmudezca los discursos xenófobos. Una verdadera revolución social que acabe con el habitual silencio cómplice que sigue a los exabruptos racistas y se transforme en férrea censura social en toda regla. Mientras tanto mantengamos la guardia alta ante políticos, como este concejal, que aprovechan las dificultades derivadas de la crisis económica para inocular en su electorado el peligrosísimo virus de la xenofobia y la intolerancia.

Artículo publicado en el suplemento "UALdía" de "La "Verdad"

martes, 28 de septiembre de 2010

SHOCK



En los años 50 la CIA financió una serie de experimentos cuyo oscuro propósito era la manipulación de la mente de los pacientes. Interminables descargas de electroshocks debían conducir al desdichado sujeto a “una tabla vacía sobre la cual aún no hay escrito nada”, en palabras de uno de los médicos encargados de estos siniestros experimentos. El objetivo último era provocar en la mente del individuo un estado de shock y conmoción tal, que le hiciera vulnerable a los intereses y deseos de su torturador. Estos experimentos patrocinados por la CIA fueron el embrión desde el que se gestaron las controvertidas técnicas de interrogación de los servicios secretos americanos posteriormente. El modelo a utilizar combinaba dosis masivas de shocks (mediante electroshocks, aislamiento total y también un abuso de narcóticos) para provocar dolor en el sujeto y, principalmente, eliminar su personalidad, convirtiéndole en un ser débil y manejable. Este tipo de tortura se extendió rápidamente desde las dictaduras militares latinoamericanas, patrocinadas por EEUU, durante los años 70, hasta el Irak de hoy en día.
En su libro “La Doctrina del Shock”, Naomi Klein demuestra que estas técnicas no sólo se aplican contra individuos, sino que también las sufren sociedades enteras. La conocida autora del superventas “No Logo” analiza mediante una exhaustiva y rigurosa investigación la participación los adalides del capitalismo del libre mercado en la promoción de gobiernos dictatoriales, guerras y otros tipos de shocks colectivos que permitieron la introducción de sus draconianas medidas económicas. Klein demuestra con profusión de ejemplos y datos, como las sociedades civiles de múltiples países han sufrido la voracidad de los grandes apóstoles de la doctrina del Shock. Dicha teoría defiende la conveniencia de propiciar determinados traumas generales, para la introducción sin cortapisas de todas las medidas económicas defendidas por los contrarios a toda interferencia estatal en la economía. Se pueden sintetizar en los siguientes aspectos: creación de una economía desregulada, privatización de los servicios públicos y reducción de los subsidios sociales. Para doblegar la lógica oposición de la mayoría de la población a este claro retroceso de derechos, se crean o aprovechan situaciones que provocan grandes dosis de dolor, conmoción y shock colectivos. Ya sea la causa catástrofes naturales, golpes de estado, ataques terroristas o de cualquier otra naturaleza, se aprovecha la lógica situación de trauma colectivo, para lanzar amplios programas de liberalización y privatización económica sin vuelta atrás. Unas medidas que enriquecen en exclusiva a las grandes corporaciones con apoyo institucional y empobrecen a la mayoría de la sociedad. Chile, Sudáfrica, Rusia, China o Irak son algunos de los ejemplos de los países que han sufrido en distintas circunstancias y grados las consecuencias de estas políticas que recogen el lado tenebroso del capitalismo sin escrúpulos
En resumen, “La Doctrina del Shock” desmonta la angelical y falsa historia de la economía de libre mercado. En modo alguno es abrazado por los pueblos con fervor, ni es sinónimo de libertad, como dicen sus exégetas. El relato trenzado por Klein es la despiadada historia del capitalismo del desastre al descubierto.

Artículo publicado en el suplemento "UALdía" de "La Verdad"

jueves, 29 de abril de 2010

MEMORIA

En momentos de zozobra, en los que se tiene conciencia que nada de lo que se haga puede remediar lo irremediable, resurgen a menudo los recuerdos imborrables de una adolescencia pérdida. La memoria recorre los sinuosos caminos de un tiempo en el que las preocupaciones escaseaban y la vida era un constante descubrimiento. La imaginación desbordaba todos los límites y transformaba una pequeña localidad en el centro de un mundo inexplorado a la espera de ser profanado por mentes sedientas de aventuras.
El sosiego y la templanza brillaban por su ausencia en aquellos años en los que el espíritu no estaba embrutecido aún por los errores de la vida. Las bajas pasiones podían redimirse en un terreno de juego y los desagravios desaparecían una vez acabado el partido. Las imposiciones de los mayores eran absurdas decisiones tomadas por sátrapas cuyo único fin parecía incordiar la vida de sus infelices e inocentes vástagos. Las esperanzas, los anhelos e ilusiones buscaban la aceptación del grupo, el sentir que se era miembro de una comunidad que velaba por nuestros intereses y que proporcionaba cobijo y protección frente al árido mundo real. El colegio y posteriormente el instituto eran el presidio diario del que todo chico resuelto deseaba escapar a la mínima oportunidad.
Con los años la perspectiva cambia, la templanza y el sosiego se abren camino frente al ímpetu de la adolescencia. Las certezas del ayer se convierten en las dudas del hoy. Los desagravios no desaparecen por arte de magia y en muchos casos es necesario sobrellevarlos el resto de nuestra vida. Las decisiones tomadas en su tiempo por nuestros padres comienzan a ser entendidas. Maldecimos la huida del instituto y luchamos por borrar los errores del pasado. Vivir en la pequeña localidad que antaño representaba todo un mundo comienza a ser asfixiante y, soñamos con explorar y conocer lugares maravillosos y exóticos.
La memoria es el equipaje que llevamos durante toda nuestra vida y que tras cada parada en la linde del camino nos pesa un poco más. Tras cada parada nos dejamos algo de nosotros mismos. Desaparece una cara, un sentimiento o una ilusión que formaba parte de nosotros. Es entonces cuando esa cara, ese sentimiento o esa ilusión pasa a ser patrimonio de nuestra memoria, haciendo más pesado nuestro camino. Qué tiempos aquellos en los que no portábamos equipaje alguno y nuestro andar era resuelto y decidido.

Artículo publicado en el suplemento "UAldía" de "La Verdad"

jueves, 25 de febrero de 2010

CÁRCELES

La mayoría de nuestra sociedad vive de espaldas a los presos. Para qué preocuparse por individuos capaces de matar, violar, robar o cualquier otra barbaridad. Mejor encerrémosles años y años sin preocuparnos de nada más, dirán los observadores más calmados y juiciosos. Mientras, otros más ardorosos pedirán o directamente exigirán la cadena perpetua o la pena de muerte para muchos delitos horribles. Inútil parece hacer entender a estas mentes obtusas y seguidoras en exclusiva de la ley del Talión, la ineficacia de una justicia orientada únicamente a la represión del delincuente. Una visión de la justicia que parece buscar el ojo por ojo y la construcción de sociedades regidas por el miedo. Un miedo que se instala en todos los sectores de la población y glorifica la exaltación de las bajas pasiones de las personas. Temor azuzado por seres sin escrúpulos que pretenden ganar adeptos parar sus delirantes políticas del odio. Acompañados por unos medios de comunicación amarillistas y con gusto insaciable por la sangre y las vísceras.
Todo este cóctel bien mezclado conduce a perder progresivamente el principio de la reinserción del delincuente en la sociedad y a la creación de situaciones que acaban en una criminalidad más alta en nuestras calles. La causa de todo ello es no atacar de raíz las autenticas causas de la criminalidad en nuestras sociedades contemporáneas. Por mucho que nos apliquemos en la mano dura contra el delito y el delincuente, aunque hagamos que se pudran en la cárcel cientos o miles de seres humanos, sino afrontamos las situaciones creadoras de la delincuencia, estaremos condenados a seguir en la peligrosa senda de la instauración de leyes cada vez más duras y restrictivas contra los derechos humanos, que no hacen otra cosa que mermar la calidad de nuestra cada vez más estrecha libertad a favor de una mal entendida seguridad. Pese a la opinión reinante en nuestra sociedad las leyes penales españolas son más duras que las de nuestros vecinos europeos. Un dato que debería hacer reflexionar a aquellos que se dejan arrastrar por la pendiente demagógica y populista, reclamando unas leyes más severas. Lo importante es hacer reflexionar a la población y explicar sin prejuicios y falsedades las verdaderas causas de la criminalidad. Que no son otras que las faltas de perspectivas de futuro y las míseras condiciones de vida de muchos de nuestros conciudadanos. Resolver estas situaciones sería la mejor forma de hacer justicia para las víctimas. Evitaríamos las problemáticas que fuerzan a muchas personas a delinquir y para aquellos que ya han delinquido, ayudaría en la construcción de un futuro mejor para sus vidas, consiguiendo por lo tanto una autentica rehabilitación integral del delincuente para que se pueda reintegrar a la sociedad de una manera plena y segura para todos.

Artículo publicado en el suplemento "UAldía" de "La Verdad"

jueves, 28 de enero de 2010

Padrón

El ayuntamiento de Vic ha anunciado que va a dejar de empadronar a los inmigrantes sin papeles de su municipio. Argumentan que la crisis económica hace que los servicios sociales de su población estén desbordados y que la única solución viable es repatriar a sus países de origen a estos inmigrantes indocumentados. Tras el anuncio de esta localidad catalana otras ciudades, partidos políticos y ciudadanos de a pie han compartido las tesis de la alcaldía de Vic, ya que, siempre según estas mentes preclaras, “tenemos ya demasiados inmigrantes en nuestro país” y es necesaria una política restrictiva contra ellos en tiempos en los que escasean y recortan los recursos públicos. Sería conveniente recordar a toda esta gente que si se cierran las puertas del padrón municipal a estas personas, se condena a muchos seres humanos a la absoluta indigencia. Con esta medida se les veta el acceso a la sanidad pública o a la educación para sus hijos. ¿Es esto lo que quieren? ¿Dejar a muchas personas sin unos derechos básicos que tanto nos han costado conseguir para todos? Derechos que deben ser universales y gratuitos para toda la población, sea cual sea el lugar de procedencia y la situación legal en nuestro país. Ridículo resulta el esfuerzo de algunos por intentar vender unas ideas claramente racistas y xenófobas, bajo el pretexto de la crisis económica que nos azota. Si no tenemos unos servicios sociales adecuados para estos tiempos de crisis, lo que resulta necesario es priorizar las inversiones hacia estos servicios. Es inadmisible comprobar a diario cómo se deja languidecer estos servicios públicos y luego, los mismos que los privatizan y desmantelan, se rasgan las vestiduras por la situación de abandono y desidia que sufren. Para ocultar esta situación marcan unos chivos expiatorios propiciatorios. Unos seres humanos desprotegidos, con la espada de Damocles constante de la repatriación forzosa a sus países de origen sobre sus cabezas. Personas que sufren más que nadie los estragos de la crisis económica, pero que a su vez padecen la discriminación constante de unos individuos que no han dudado en servirse de ellos cuando eran necesarios y, ahora no dudan en tirarlos a la basura cuando la situación ha cambiado. En este proceso demencial la población mayoritaria es manipulada a conciencia y acaba siendo identificada con unos postulados racistas, producto del desconocimiento de la situación real de estos seres humanos.
Es paradójico que los mismos que a buen seguro no tienen empacho en contratar mano de obra ilegal en sus empresas, los mismos que no dudan en contratar a cuidadoras latinoamericanas sin papeles para sus familiares, sean los primeros en pronunciarse contra los malvados inmigrantes que “nos quitan nuestros trabajos”. Sería interesante acompañar a ese político, que acaba de hacer una declaración incendiaria contra la inmigración ilegal, a casa de su quería madre o abuela, atendida en todo momento por su cuidadora inmigrante. Compartir con el cenutrio, que acaba de proferir la vigésima deposición mental antiinmigrantes en la barra de su bar de cabecera, su búsqueda incesante del fontanero inmigrante más económico en estos tiempos de crisis. O pasar todo un día en las fábricas de calzado en China o Vietnam de ese honrado y patriota empresario que muestra su horror ante la posible llegada de más inmigrantes. Qué pena. Sólo entienden el lenguaje del odio, la violencia y la hipocresía.

Publicado en el suplemento "UALdía" de "La Verdad"

jueves, 17 de diciembre de 2009

ÍTACA

Hemos luchado por comprender los milagros de la naturaleza, alejando progresivamente de nuestras mentes las explicaciones mítico-religiosas de las mismas. Hemos explorado el universo con el afán indisimulado de buscar la explicación de nuestra propia existencia. Hemos oteado el vuelo de las aves en el horizonte, preguntándonos el porqué no se nos concedía el privilegio de volar en libertad como ellas. Hemos buscado el reconocimiento, el cariño y el amor de nuestros congéneres, temiendo encontrarnos en soledad en el momento de despedirnos de nuestro mundo para siempre. Pero sobretodo, hemos querido hacer realidad lo que sólo en nuestros sueños hemos visto claro y diáfano, aquello que alcanzaba a vislumbrar únicamente nuestra utópica mente.
Perseverar en la consecución de esos sueños es lo que ha movido o debería de mover a toda la humanidad. Sin ilusiones la existencia del ser humano carecería de sentido. Por lo tanto, lo que ha transformado la historia, lo que ha conseguido que alcanzáramos el nivel científico, tecnológico y humano que actualmente disfrutamos es la creencia en una existencia de un mañana mejor, la certeza de que mediante nuestro esfuerzo alcanzaríamos esa meta nunca antes lograda. Siempre luchamos, o deberíamos hacerlo, por ir un poco más allá, por hacer realidad, o intentar al menos con todo nuestro esfuerzo, conseguir nuestros sueños. Esos sueños que han acompañado al hombre desde la noche de los tiempos, que nos han hecho mejorar como especie y sortear los obstáculos que nos encontrábamos en nuestro recorrido. Los sueños son la fuerza que nos empuja en el trayecto de la vida. Una vida que se asemeja al trayecto del gran Ulises, cuyas hazañas fueron cantadas por Homero en la Odisea. Como Ulises deberemos enfrentarnos a mares embravecidos y terribles. Luchar contra ciclopes horribles que buscan nuestra destrucción y hacer caso omiso del canto de las sirenas más extraordinarias. Todo ello para conseguir llegar hasta donde sólo en nuestros sueños confiábamos alcanzar. Regresar una vez más hasta Ítaca y recuperar nuestro trono para siempre. Un trono que lejos de ser la tiranía de un solo hombre, será la confirmación de la llegada de un mundo nuevo en el que los sueños se convierten en realidad.
Un camino largo y duro sin duda, pero un camino que como a Ulises nos llevará entre tropiezos y aventuras a nuestras respectivas Ítacas. Ya que, como nos dejó escrito el gran poeta Kavafis. “Ten siempre en tu mente a Ítaca. Llegar ahí es tu destino".

Artículo publicado en el suplemento "UAldía" de "La Verdad"