jueves, 27 de noviembre de 2008

Eufemismos

En estos tiempos en los que la humanidad es capaz de lo mejor y lo peor, es de uso corriente el empleo de eufemismos que parece hacer menos pesada la carga de conciencia que el empleo de las palabras "desnudas" podría acarrear en las mentes de algunos. Así, nos encontramos con "ataques preventivos" en lugar de guerras imperiales que producen "daños colaterales" y no la masacre de víctimas civiles inocentes, mediante el uso de "bombas inteligentes", expresión que es pura contradicción en sus términos. Las acciones de los grupos de resistencia ante la invasión de un enemigo son "acciones terroristas" mientras que un ataque devastador para "liberar" una ciudad es considerado como un "golpe quirúrgico" lanzado contra "los malos". Toda esta sarta de palabrería ambigua produciría escarnio y mofa sino fuera por lo que tratan de soslayar. Pero no solo el lenguaje militarista está habituado en el noble arte de oscurecer el sentido de determinadas expresiones. En nuestro día a día tenemos ocasión de gozar de individuos, asociaciones y gobiernos que son unos consumados especialistas en esta tarea. Ante la crisis en la que nos encontramos se sustituye reclamar a los gobiernos el despido libre del trabajador por pedir "flexibilizar el mercado laboral" y cuando llega la hora del despido se "amortiza el puesto de trabajo" algo que parece mucho más benigno o aceptable. Los políticos son importantes maestros a la hora de utilizar un lenguaje eufémico, al que George Orwell, el genial escritor británico creador del universo asfixiante del tiránico y omnipresente "Gran Hermano" de su novela "1984", dedicó algunas de sus mejores reflexiones, ya que, según su opinión: "El lenguaje político, está designado para hacer que las mentiras suenen como verdades y que el crimen suene respetable, dando así apariencia de solidez al mismo viento". Ello ocurre porque una de sus funciones específicas es edulcorar la realidad hasta presentarla como la más conveniente a sus intereses. Con el fin de conseguir sus propósitos los distintos gobiernos y partidos políticos utilizan una terminología críptica para referirse a medidas claramente impopulares o que causarían el rechazo de buena parte de la población. Valga como ejemplo la llamada externalización de determinados servicios públicos que se nos presenta como la solución ideal para lograr mayor eficiencia, flexibilidad y abaratamiento de costes, cuando simple y llanamente se intenta maquillar la privatización de servicios públicos esenciales para beneficio de unos pocos. Con su consolidación, el eufemismo político llega a convertirse en seña de identidad. Utilizar términos como Estado español por España o Euskal Herria por Euskadi identifican inmediatamente a quien los utiliza. Se produce una dura pugna para imponer el eufemismo propio ante el del "otro". Por ello, lo que para unos es una "ampliación en los derechos de las mujeres" para el de más alla puede ser "un asesinato de inocentes" o la "Educación para la Ciudadanía" en unos es adoctrinamiento ideológico en otros. Como diría Unamuno parece que siguen aullando sus infamias "los hunos y los hotros".
(EL Vicent, 26 de Noviembre de 2008)

miércoles, 5 de noviembre de 2008

A sangre fría: Crisis

He de reconocer, que me resulta gracioso que los grandes adalides del libre comercio, la desregulación de la economía y de la no intervención de los gobiernos en los asuntos económicos, sean capaces de apostatar de sus creencias liberales y en rápida sucesión de acontecimientos se conviertan en fervientes partidarios de un proteccionismo estatal en la economía, nacionalización de bancos incluida, que en nada tienen que envidiar a las acometidas por el "demonio" Chávez en sus mejores momentos. Todo ello producido tras el descalabro económico que venimos sufriendo. Produce cierto desconcierto y desubicación en el tiempo y el espacio escuchar a Bush, Sarkozy o Merkel, nada sospechosos de veleidades socialistas, que hasta hace nada loaban las excelencias del sistema económico mundial considerándolo como único y perfecto, disfrazar con eufemismos un giro radical en sus discursos. Así, lo que simple y llanamente es una nacionalización de la banca, se nos presenta a los ciudadanos como "una inyección de liquidez al mercado a través de la compra temporal de acciones a las entidades financieras". Mientras los políticos cambian su discurso solapadamente, sus amigos neocons enmudecen o escabullen su responsabilidad en el fiasco de un sistema económico del que ostentan la paternidad. Ante esto, me causa asombro que los máximos responsables de la situación, los altos ejecutivos que han aplicado a rajatabla la doctrina neoliberal y se pasean a diario por Wall Street, con muchos ceros en sus cuentas bancarias y ningún escrúpulo moral para lucrarse a cualquier precio, no se las hayan tenido que ver aún con la justicia por el colapso económico que han producido. Bien al contrario, en estos tiempos de histerismo mundial por el crash financiero en el que nos hallamos, siguen en su puesto de trabajo y enriquecen su ya abultada cuenta corriente con una impunidad lamentable. Ahora, los gobiernos más poderosos del mundo deben apagar un fuego empezado y avivado por su codicia y avaricia. Para entender el modo de actuar de estos directivos recomiendo un sketch que circula por internet en el que dos humoristas ingleses mediante un humor sutil y sarcástico ilustran brillantemente, con fina ironía no exenta de veracidad, la hipocresía y mala fe de los causantes de la situación. Uno de ellos, asume el papel de un agente de inversiones que únicamente ve salida a la crisis si "los gobiernos y los bancos centrales nos devuelven a los especuladores el dinero que hemos perdido". Toda una declaración de intenciones que al fin y al cabo es lo que esta sucediendo actualmente. Por todo ello, no nos pueden extrañar notícias como la de unos altos ejecutivos de cierta aseguradora americana que, tras encargarse de la complicada y fatigosa tarea de hundir la compañía por la que cobraban una millonada, no tuvieran mejor ocurrencia para celebrar los 85.000 millones de dólares que "papá Estado" había inyectado a la compañía para arreglar el desaguisado, que gastarse la friolera cifra de 850.000 dólares en un "resort" de superlujo a cuenta de la empresa, para "premiar a los mejores directivos por su trabajo". Un trabajo memorable vistas las consecuencias.

(El Vicent,5 de noviembre de 2008)