jueves, 24 de septiembre de 2009

Generación Kill

Hace poco tiempo tuve el placer de ver una magnifica miniserie producida por HBO, creadora de algunas de las series más interesantes en el panorama televisivo mundial. Generación Kill es una producción estadounidense basada en el libro escrito por el reportero de la revista Rolling Stones, Evan Wright. El periodista estuvo “empotrado” en el ejército estadounidense en los meses más cruentos de la llamada II Guerra del Golfo en 2003. Nos encontramos ante una miniserie de siete capítulos que relata las vivencias de un grupo de marines durante la invasión. Unos soldados de élite con la misión de enfrentarse en primera línea de fuego al enemigo y posibilitar la llegada a sus compañeros. Uno de los hallazgos de esta serie televisiva es que nos sumerge de manera tremendamente cruda y veraz en la vida diaria de un grupo de soldados de élite entrenados para aniquilar al contrario.
Salvo honrosas excepciones, el tratamiento dado a los iraquíes por estos soldados es de un desprecio absoluto. Encontramos imágenes de militares que roban pertenecías de los muertos enemigos, mandos que obligan a dejar a su suerte a civiles desarmados o asesinatos de civiles indefensos. La mayoría de marines protagonistas de esta miniserie manifiestan una total falta de empatía hacia las posibles víctimas que sus demoledoras armas puedan infringir en la población no combatiente. Lo único importante es acabar con el enemigo. Todo lo demás es, para ellos, publicidad de peligrosos “comunistas y hippies”. La guerra es para ellos la única respuesta. Poco importa el porqué de la invasión. Ellos son los “buenos” y los “otros” son los “malos” y deben ser exterminados. Los soldados que, escandalizados por los delirios de sangre y grandeza de algún que otro superior, intentan poner coto a la masacre no son escuchados por el alto mando.
Se suceden diálogos hilarantes entre los propios soldados con respecto al curso de la guerra o a causa de la ineptitud de algunos de sus mandos. Dichos soldados se consideran a si mismos maquinas de matar, aunque pese a tener a su disposición el armamento bélico más importante, no dejan de ser chicos de veintipicos años, de familias pobres o desestructuradas. Con unas nociones a menudo embrutecidas sobre la vida y la muerte. Capitaneados por unos políticos y militares ineficaces y que a menudo, como en este caso, mandan a sus soldados a guerras estúpidas e inmorales. Son buena carne de cañón para los intereses geoestratégicos de EEUU. Enviados a la guerra por personajes siniestros que gustan de mandar a compatriotas a matar y a morir por su país, pero que nunca harán lo mismo con sus propios hijos o nietos. Lo único que se puede achacar a los creadores de esta magnífica producción televisiva, es privarnos de contemplar las figuras de los tres personajes que contemplaron sonrientes desde las Azores el comienzo de una locura que todavía continua

Artículo publicado en el suplemento "UALdía" de "La Verdad"