martes, 28 de septiembre de 2010

SHOCK



En los años 50 la CIA financió una serie de experimentos cuyo oscuro propósito era la manipulación de la mente de los pacientes. Interminables descargas de electroshocks debían conducir al desdichado sujeto a “una tabla vacía sobre la cual aún no hay escrito nada”, en palabras de uno de los médicos encargados de estos siniestros experimentos. El objetivo último era provocar en la mente del individuo un estado de shock y conmoción tal, que le hiciera vulnerable a los intereses y deseos de su torturador. Estos experimentos patrocinados por la CIA fueron el embrión desde el que se gestaron las controvertidas técnicas de interrogación de los servicios secretos americanos posteriormente. El modelo a utilizar combinaba dosis masivas de shocks (mediante electroshocks, aislamiento total y también un abuso de narcóticos) para provocar dolor en el sujeto y, principalmente, eliminar su personalidad, convirtiéndole en un ser débil y manejable. Este tipo de tortura se extendió rápidamente desde las dictaduras militares latinoamericanas, patrocinadas por EEUU, durante los años 70, hasta el Irak de hoy en día.
En su libro “La Doctrina del Shock”, Naomi Klein demuestra que estas técnicas no sólo se aplican contra individuos, sino que también las sufren sociedades enteras. La conocida autora del superventas “No Logo” analiza mediante una exhaustiva y rigurosa investigación la participación los adalides del capitalismo del libre mercado en la promoción de gobiernos dictatoriales, guerras y otros tipos de shocks colectivos que permitieron la introducción de sus draconianas medidas económicas. Klein demuestra con profusión de ejemplos y datos, como las sociedades civiles de múltiples países han sufrido la voracidad de los grandes apóstoles de la doctrina del Shock. Dicha teoría defiende la conveniencia de propiciar determinados traumas generales, para la introducción sin cortapisas de todas las medidas económicas defendidas por los contrarios a toda interferencia estatal en la economía. Se pueden sintetizar en los siguientes aspectos: creación de una economía desregulada, privatización de los servicios públicos y reducción de los subsidios sociales. Para doblegar la lógica oposición de la mayoría de la población a este claro retroceso de derechos, se crean o aprovechan situaciones que provocan grandes dosis de dolor, conmoción y shock colectivos. Ya sea la causa catástrofes naturales, golpes de estado, ataques terroristas o de cualquier otra naturaleza, se aprovecha la lógica situación de trauma colectivo, para lanzar amplios programas de liberalización y privatización económica sin vuelta atrás. Unas medidas que enriquecen en exclusiva a las grandes corporaciones con apoyo institucional y empobrecen a la mayoría de la sociedad. Chile, Sudáfrica, Rusia, China o Irak son algunos de los ejemplos de los países que han sufrido en distintas circunstancias y grados las consecuencias de estas políticas que recogen el lado tenebroso del capitalismo sin escrúpulos
En resumen, “La Doctrina del Shock” desmonta la angelical y falsa historia de la economía de libre mercado. En modo alguno es abrazado por los pueblos con fervor, ni es sinónimo de libertad, como dicen sus exégetas. El relato trenzado por Klein es la despiadada historia del capitalismo del desastre al descubierto.

Artículo publicado en el suplemento "UALdía" de "La Verdad"