jueves, 25 de febrero de 2010

CÁRCELES

La mayoría de nuestra sociedad vive de espaldas a los presos. Para qué preocuparse por individuos capaces de matar, violar, robar o cualquier otra barbaridad. Mejor encerrémosles años y años sin preocuparnos de nada más, dirán los observadores más calmados y juiciosos. Mientras, otros más ardorosos pedirán o directamente exigirán la cadena perpetua o la pena de muerte para muchos delitos horribles. Inútil parece hacer entender a estas mentes obtusas y seguidoras en exclusiva de la ley del Talión, la ineficacia de una justicia orientada únicamente a la represión del delincuente. Una visión de la justicia que parece buscar el ojo por ojo y la construcción de sociedades regidas por el miedo. Un miedo que se instala en todos los sectores de la población y glorifica la exaltación de las bajas pasiones de las personas. Temor azuzado por seres sin escrúpulos que pretenden ganar adeptos parar sus delirantes políticas del odio. Acompañados por unos medios de comunicación amarillistas y con gusto insaciable por la sangre y las vísceras.
Todo este cóctel bien mezclado conduce a perder progresivamente el principio de la reinserción del delincuente en la sociedad y a la creación de situaciones que acaban en una criminalidad más alta en nuestras calles. La causa de todo ello es no atacar de raíz las autenticas causas de la criminalidad en nuestras sociedades contemporáneas. Por mucho que nos apliquemos en la mano dura contra el delito y el delincuente, aunque hagamos que se pudran en la cárcel cientos o miles de seres humanos, sino afrontamos las situaciones creadoras de la delincuencia, estaremos condenados a seguir en la peligrosa senda de la instauración de leyes cada vez más duras y restrictivas contra los derechos humanos, que no hacen otra cosa que mermar la calidad de nuestra cada vez más estrecha libertad a favor de una mal entendida seguridad. Pese a la opinión reinante en nuestra sociedad las leyes penales españolas son más duras que las de nuestros vecinos europeos. Un dato que debería hacer reflexionar a aquellos que se dejan arrastrar por la pendiente demagógica y populista, reclamando unas leyes más severas. Lo importante es hacer reflexionar a la población y explicar sin prejuicios y falsedades las verdaderas causas de la criminalidad. Que no son otras que las faltas de perspectivas de futuro y las míseras condiciones de vida de muchos de nuestros conciudadanos. Resolver estas situaciones sería la mejor forma de hacer justicia para las víctimas. Evitaríamos las problemáticas que fuerzan a muchas personas a delinquir y para aquellos que ya han delinquido, ayudaría en la construcción de un futuro mejor para sus vidas, consiguiendo por lo tanto una autentica rehabilitación integral del delincuente para que se pueda reintegrar a la sociedad de una manera plena y segura para todos.

Artículo publicado en el suplemento "UAldía" de "La Verdad"

2 comentarios:

Gluvia dijo...

No me imaginaba esto, jajajajaja. Así me gusta, cambiando el mundo.

Lex Talionis dijo...

Tras leer este artículo, puedo determinar con firmeza que ...

pertenezco a "la mayoría de la sociedad", concretamente al colectivo compuesto por seres insensatos y en estado alterado, cuya carencia de conciencia, vehemencia y obtusidad mental les lleva a vivir bajo la influecia de ciertas mentes vesánicas. No tenemos criterio propio, ni datos, ni estadísticas en las que basarnos aparte de aquéllos aportados por los tabloides con el único fin de abonar nuestros campos de menosprecio y alejarnos de la desafortunada realidad de las víctimas reales de la sociedad, esas personas que no establecen límite entre su libertad y la de los demás.

Lo más deplorable es que los sistemas punitivos establecidos en Europa no me hagan reflexionar sobre mi confianza en la justicia española. Soy un ser abyecto y desalmado.

Siguiendo el tan criticado "ojo por ojo", tenemos que, si alquien te roba el coche, tú tendrías que robar el suyo a posteriori, habría que dejar el trasero a un violador como la bandera de Japón y deberíamos buscar el modo en que un asesino en serie muriera varias veces. Ilógico, sin duda.

No puedo justificar a un asesino porque haya vivido en El bronx o a un agresor sexual por haber sufrido una infancia traumática. De este mismo modo, no puedo excusar, por poner un ejemplo, al Sr.Luis Roldán por estar en el sitio equivocado a la hora menos precisa. ¿No habría llegado "tan alto" si hubiera sido granjero? Ni lo sé ni me interesa, él hizo uso de su cargo público y otros delincuentes lo hacen de la violencia, conscientes del riesgo que puede conllevar cometer un delito. Tendríamos que hablar de ciencia casual y no causal. Circunstancias de la vida.

La "mayoría de la sociedad" tiende a analizar el funcionamiento del sistema, que se merece un pin, no los apuntes criminológicos. La avidez de sentencias justas, ni desmesuradas ni insuficientes, nos lleva a algunos a pensar que deberían aplicarse penas equivalentes al daño ocasionado, lo cual no significa cobrar con la misma moneda. No repruebo por ello criterios que difieran del mío.

Desde mi punto de vista, la reinserción, en determinados casos, no sería otra cosa que fomentar la injusticia y una falta de respeto hacia las víctimas de actos criminales. De modo que, reinserción SÍ, pero "filtrando los resultados", como en google.

Las desalentadoras perspectivas de futuro afectan a toda la población. Espero que ninguno de los desempleados, en torno a 4.5 millones de personas, incluyan el crimen en su próximo CV como experiencia profesional.

¿Dotación de recursos para potenciar la igualdad de oportunidades y propiciar la prosperidad de las clases socioeconómicas más bajas? Claro que sí. ¿ Prevención de la criminalidad? Por supuesto.
¿Endurecimiento de penas y cumplimiento íntegro de las mismas? También.