miércoles, 25 de junio de 2008

La Europa de la vergüenza

Parece que la vieja Europa de las libertades y los derechos de los ciudadanos está sucumbiendo ante una nueva Europa capaz de aprobar vergonzosas directivas europeas que vamos conociendo a cuentagotas, todas ellas en busca parece ser de importar lo más rechazable de las medidas del presidente Bush en su país. La Unión Europea parecía dispuesta hasta hace un tiempo a no adoptar las medidas de desmantelación del estado del bienestar de los neoconservadores norteamericanos, en cambio con unos razonamientos genuinamente neocons, los gobiernos europeos están utilizando la indudable crisis económica mundial para provocar una auténtica involución de las conquistas sociales conseguidas por los trabajadores a lo largo de los últimos siglos. Los gobiernos europeos,para conseguir sus propósitos, no dudan en presentar ante sus respectivas opiniones públicas estos recortes sociales como la única solución viable para sortear los problemas a los que se enfrenta cada país miembro.
Así, nos encontramos con noticias como la discusión y aprobación de una directiva por parte de los ministros de Empleo europeos, que amplía la jornada laboral a 65 horas semanales en lugar de las 48 actuales, algo que nos retrotrae a tiempos pretéritos y nos obliga a luchar de nuevo por derechos alcanzados hace décadas. Para presentar como razonable una medida desde todo punto de vista abominable y anacrónica, se especifica que dicha iniciativa sería de aplicación tras el acuerdo entre trabajador y empresario. Ocultan que al ser una negociación individual y no colectiva, los sindicatos no tienen ningún papel, por lo tanto se deja al empleado indefenso y vulnerable a la presión o coacción de cualquier empleador sin escrúpulos y , impide la conciliación de la vida laboral y personal. Resultaría sarcástico y cómico sino fuera tan grave, que la Comisión Europea muestre su satisfacción ante la resolución y la considere "un paso adelante para los trabajadores", cuando es una medida nefasta y de claro retroceso social.
Otra de las propuestas aprobadas y que ejemplifica la regresión política europea, es la ya conocida popularmente como la "directiva de la vergüenza", esta medida establece hasta un máximo de 18 meses en Centros de Internamiento para los inmigrantes que están a la espera de la resolución de los trámites burocráticos para su expulsión. Entre otros aspectos que rebasan muchos acuerdos sobre derechos humanos firmados por los países miembros está la prohibición de entrada al territorio europeo durante un periodo de 5 años para las personas expulsadas o que los menores, estén o no acompañados, podrán en adelante ser retenidos en dichos centros y repatriados como adultos, en clara violación del Convenio sobre los Derechos del Niño, que todos los Estados de la Unión han suscrito.
Por todo ello, cientos de personas vivirán durante meses en auténticas cárceles administrativas, ya que por una situación administrativa irregular se verán privados de libertad en centros de carácter penitenciario y sin base legal alguna en que se apoye dicho internamiento. Así, unos individuos que solo buscaban una vida mejor para ellos y sus familiares, se encontraran enclaustrados y sin derechos en diversos Guantánamos diseminados por la geografía europea.
Ante este panorama desolador se necesita una izquierda sin complejos, dispuesta a denunciar estos ataques a nuestro modelo de convivencia. En cambio nos encontramos ante unos gobiernos que se autodenominan socialistas, pero que no dudan en votar estas infames directivas junto a los partidos más retrógrados, traicionando así a los ciudadanos que depositaron su confianza en ellos y a las ideas que en teoría profesan.

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